inseguridad

No tiene derecho a proclamarse "víctima de la inseguridad" quien no ha hecho nada para evitarla. Todos, desde nuestra posición de ciudadanos ocupamos un rango de responsabilidad en las acciones que tomamos con respecto a nuestro entorno social, y también somos responsables de las decisiones que no tomamos, y a las acciones que evitamos realizar.
La persona que en los últimos años se ha pasado trabajando alrededor de su propia rentabilidad, y pensando nada más que en su bienestar económico y el del que los rodean, es una persona honesta, tal vez, pero no por ello honrada. En la Argentina de los últimos 20 años, no basta con el "trabajar y no joder a nadie", para considerarse alguien honrado. Quien solo obra para sí mismo dentro de un edificio que se alza en llamas, sin hacer ni un mínimo esfuerzo por apagar el fuego que crece a su alrededor, atacando al prójimo, tarde o temprano terminará quemándose con toda justicia. Por eso, no tienen derecho alguno a proclamarse víctimas esos ciudadanos que han sufrido actos de violencia, pero que en todos estos años, han preferido mirar a otro lado cuando las políticas económicas que apoyaban generaban pobreza, miseria, falta de educación y hambre. Quienes concentraron toda su energía trabajando para su proyección económica, pueden jactarse de saber ganarse el pan, pero a la vez, quienes forman parte de una sociedad y transitan por la vida con un tapaojos, cual caballo de carro, sin reparar en ninguna mínima reflexión sobre la miseria progresiva que se fue gestando en el país desde 1990, no son menos responsables de los actos de violencia actuales, que los gobernantes que no hicieron nada por advertir o controlar esta situación.
El individualismo que se fue practicando y promoviendo sistemáticamente en este país, nos ha llevado a este desastre en el que vivimos. El cambio empieza en cada uno.